21 jul 2013

Intervención del Catedrático de literatura Andrés Amoros en el debate sobre la ILP taurina en el congreso de los diputados de España (11/07/2013)

Señorías, voy a intentar concretar lo más posible. Yo no soy un activista protaurino ni antitaurino a tiempo completo, no he tenido esa oportunidad ni me he dedicado a eso; simplemente soy catedrático de literatura, me gustan los toros y escribo libros de toros y de otras muchas cosas, pero voy a intentar aportar razones y datos que puedan compartir tanto los aficionados a los toros como los que no lo son, si tienen la buena voluntad de hacerlo.

Antes de nada tenemos que ponernos de acuerdo en una cosa. ¿De qué estamos hablando? No voy a hablar -creo que aquí no se habla de ello- de la corrida de toros, ese espectáculo que empieza a las cinco y acaba a las seis, a las siete o a las ocho. No, estamos hablando de algo mucho más amplio, de algo que tiene que ver con eso, por supuesto, pero que es más amplio; estamos hablando de la tauromaquia -ya se ha dicho aquí-, un conjunto de actividades artísticas y productivas que incluyen también la crianza y la selección del toro de lidia y que confluyen, por supuesto, en la corrida de toros moderna, etcétera. Voy a hablar de tres puntos fundamentalmente: primero de la tauromaquia, su valor ecológico, segundo, su valor económico y, tercero, su valor cultural.

En primer lugar voy a referirme a su valor ecológico, con dos aspectos, el toro bravo y la dehesa; aunque ya han oído ustedes bastantes, algo les intentaré aportar. En primer lugar, el toro bravo en sí mismo ya es cultura, no es, como decían los latinos, natura. Existió un toro primitivo, el Uro o Aurochs, en el centro de Europa, que desapareció. Solo existe en España, y no es naturaleza, es algo artificial, es un animal no salvaje, sino un logro portentoso del cuidado y del laboratorio humano. Según los datos de los profesionales -y digo el origen de los datos que doy, naturalmente- de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, en el año 2012 nacieron en España 21.000 reses bravas de 140.000 vacas nodrizas en cerca de 1.400 empresas ganaderas. Les quiero dar una cita -muy pocas-, en cada punto daré alguna. Hay un veterinario que es considerado el maestro de los veterinarios españoles, don Cesáreo Sáenz de Egaña, y en su libro, que conviene que lo lean si no lo conocen -en la colección Austral se encuentra muy fácilmente- dice textualmente lo siguiente: la tauromaquia es la única aportación original de España a la zootecnia moderna; subrayo, la única aportación original de España. Aunque claro, yo no suelo venir al Parlamento, pero siempre es buena ocasión para aprender muchas cosas; por ejemplo esta mañana he aprendido que el toro es un animal doméstico, cosa que me ha llenado de regocijo. Por otro lado hay una cosa evidente, por supuesto, sin la tauromaquia el toro no existiría; el toro no moriría en la plaza porque no tendría oportunidad de nacer. Les leo textualmente: ¿la desaparición de las corridas supondría la desaparición del toro de lidia? Respuesta: evidentemente sí, y no me preocupa en absoluto. Esto es lo que ha dicho esta mañana el señor Zaldívar. A mí sí me preocuparía muchísimo la desaparición de ese hermosísimo animal, no me gustaría que quedara reducido en una especie de circo en un museo o en un parque natural, de ninguna manera. Hay muchos veterinarios especializados, la inmensa mayoría, que aman la tauromaquia, y aunque lo biográfico no cuenta nada, sí les digo modestamente que mi afición a los toros nace de que mi abuelo fue veterinario, y entre otras cosas veterinario taurino. Pero además tiene valor ecológico porque permite que subsistan las dehesas. Las dehesas son un espacio natural protegido para el mantenimiento de la biodiversidad, la prevención de la desertización y la conservación y la flora y fauna autóctonas. Tiene por supuesto beneficios para las otras especies, es una barrera contra los incendios y una colaboración contra el cambio climático. Yo no soy especialista en esto, como en otras tantas cosas, pero he leído algunos estudios sobre la dehesa. Según los profesores Díaz Campos y Pulido es el ecosistema agrario español más apreciado y conocido en el mundo, y en el mejor estudio que yo conozco, el del profesor Ortuño Pérez, se dice textualmente: el binomio toro de lidia- dehesa nos permite disfrutar de cientos de miles de hectáreas de naturaleza primitiva. Y concluye el profesor Ortuño Pérez: debe ser motivo para la conservación de ganado de lidia.

En segundo lugar paso a referirme al valor económico de la tauromaquia. El espectáculo taurino por supuesto es el eslabón final de un proceso en el que se unen distintas actividades económicas. No voy a entrar en la guerra de cifras, los profesionales que saben de esto ya han aportado aquí las cifras que conocen, pero sí les puedo decir que según la Unión de Criadores de Toros de Lidia existen más de 200.000 empleos vinculados directamente al toro bravo y aporta al estado como IVA de espectáculo una cantidad muy respetable. A eso hay que unirle los cánones de la explotación de las plazas públicas y por supuesto la repercusión indirecta en las fiestas. Hay una cosa que quiero aclarar, una falacia muy frecuente: la tauromaquia no recibe subvenciones directas, como sí las reciben -muy lógicamente- el cine, el teatro, la música y la danza; y de eso sí entiendo algo porque he trabado en ello. Todos los años el Ministerio de Cultura hace una convocatoria oficial de subvenciones al cine, al teatro, etcétera, pero nunca a la tauromaquia. Sí hay contratos por actuaciones; por ejemplo, si hay un concierto de Joaquín Sabina o una obra de teatro de Albert Boadella -por cierto, aficionados a los toros, grandes aficionados- el ayuntamiento de esa localidad puede contribuir a que exista ese espectáculo. También hay ayudas comunitarias a la ganadería, por supuesto. ¿Nos molesta eso? Ayer don Enrique Alonso García decía aquí: que el toro lleva hoy dinero al campo español no es discutible, hoy, puede que desaparezca.

La conclusión es que la tauromaquia en España es hoy el segundo espectáculo de masas. Según la SGAE, que me parece que es una fuente fiable, es el espectáculo cultural que más recauda, casi seis veces más que el cine, tres más que el teatro y en esa recaudación va implícito, por supuesto, lo que ingresa luego el Estado como IVA. Por otra parte, es un elemento turístico fundamental. Yo ayer me asusté un poco cuando escuché en esta comisión, espero que esté aquí el representante de Unión del Pueblo Navarro, el riesgo que supone para el turismo español la existencia de la tauromaquia. Es algo terrible porque este año mismo, estos días en 
San Fermín, como ustedes saben, pueden asomarse en la televisión, verán que como en San Fermín hay corridas de toros y hay encierros y lo sabe todo el mundo, las calles de Pamplona están vacías. No hay nadie. Es una situación triste, desértica. No veo ni franceses, ni peñas de suecos, ni de alemanes, ni de norteamericanos que han leído a Hemingway. Solo unos pocos navarros tristes. Permítanme la ironía. Es evidente que a unos turistas extranjeros les gustan los toros y a otros, no, pero la tauromaquia es un elemento turístico fundamental. ¿Quién ha estudiado mejor la repercusión económica de la tauromaquia? El profesor de teoría económica de la Universidad de Extremadura, Juan Medina. La semana pasada, el ayuntamiento de Roquetas de Mar, les digo el dato más reciente, dice que las corridas de toros, la feria en Roquetas de Mar, dejó el año pasado 1.138.697 euros. Les doy el dato concreto. Es decir, según el ayuntamiento, 57 euros dejó en la ciudad por cada euro municipal invertido. La conclusión es evidente. En un momento de crisis sería suicida desmantelar un sector económico tan vivo. Les leo solo una cita, no de un taurino, ni de un aficionado, de un economista, Lorenzo Bernaldo de Quirós: Si los taurófobos lograsen su sueño de acabar con la fiesta, miles de personas engrosarían las filas del desempleo. ¿Eso es lo que queremos y que desaparezca también la raza autóctona del toro bravo español? Sería un riesgo de ruina evidente para el campo, la ganadería, el turismo, las empresas de servicios, además de un atentado contra la libertad de empresa y la unidad de mercado.
En tercer lugar. Valor cultural. ¿Es cultura la tauromaquia? A lo mejor lo digo porque soy aficionado. No. He recurrido a una autoridad de alguien que no es aficionado, me parece, me da la impresión. Leo textualmente: Si entendemos la cultura como el conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo, podemos decir que sí, que la tauromaquia ha formado parte de la cultura de algunos pueblos del mundo y sin duda de la cultura de España. Son palabras escritas por don José Enrique Zaldívar, a quien ustedes ya conocen como no muy partidario de la tauromaquia. Pero dentro de eso, la tauromaquia tiene un valor cultural. Podría dar lugar a muchas conferencias este tema. Simplemente les enuncio una serie de apartados telegráficamente, creo que son doce. Valor cultural de la tauromaquia. Primero. Forma parte de la cultura popular española. Cada uno de ellos si quieren se lo puedo desarrollar en el coloquio, no tiene problema ninguno. Segundo. Es un elemento esencial de las fiestas en los pueblos de España. Fíjense en San Fermín. Tercero. Va unido, para bien y para mal, dirán ustedes, desde luego, a la historia de los españoles. Cuarto, otra falacia que hay que desmontar. También ha dicho el señor Zaldívar que la tauromaquia se encuadra en la oligarquía del país. Cita textual. Falso de toda falsedad. La tauromaquia no es ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro. Ni de los ricos, ni de la clase media, ni del pueblo. Es de todos, es del pueblo español que somos todos. Claro, todos los que queremos, porque es una adhesión libre. En una dictadura se obliga al cien por cien a que voten una cosa. En quinto lugar, la tauromaquia impregna el lenguaje cotidiano, pero no solo como jerga especializada. Se usa fuera del ámbito habitual y de modo metafórico en muchísimos ámbitos. Por ejemplo, en esta casa. Les recuerdo alguna cita. Debate del estado de la Nación del 13 de mayo de 2009, se pide a Zapatero que coja el toro por los cuernos. Lo pide don Joan Ridao. El 21 de noviembre de 2007, Artur Mas dice: En la piel de toro, refiriéndose a España, predomina más el odio que la concordia. Doña Monserrat Surroca aquí dijo: cambiando de tercio. La señora Costa: Ha puesto el toro en suerte, que no sea un brindis al sol. El señor Torres- Mora: Nos ha tocado lidiar en este asunto. Es evidente. En sexto lugar, es un arte porque busca la belleza, procura la emoción y busca la complicidad con un espectador. Séptimo lugar. Ha inspirado a artistas. Por supuesto, es una obviedad lo que aquí se ha dicho. Que una cosa sea tema de obras artísticas no la justifica. Eso lo sabe un alumno de primero de universidad, pero es un dato que hay que tener en cuenta. Si quieren sobre eso podemos hablar todo lo que quieran. Octavo. La tauromaquia es universal como arte. Les leo la frase del eurodiputado Daniel Hannan: Si es arte ha de ser universal. No hay que ser inglés para que te guste Shakespeare. Por supuesto. Pero a la vez, noveno, es una seña de identidad de la cultura española en el mundo. Nos guste o no es así. Si yo pienso en el jazz, pienso en Nueva Orleans. Si yo pienso en el renacimiento, pienso en Florencia. En el mundo entero, si se piensa en el toro bravo, se piensa en España, para bien y para mal. Diez. El toro bravo es símbolo de España. Por eso se habla tantas veces de la pell de brau del ruedo ibérico, del negro toro de España, que dice Alberti. Número once. El torero es un héroe popular, encarna valores. Solo un ejemplo concreto. En esta casa un ministro socialista, Rodríguez Bermejo, fue aclamado por sus compañeros al grito de ¡torero! No me parecer que le estuvieran insultando. Número doce. La tauromaquia supone una ética. Lean ustedes el libro de Fernando Savater Tauro Ética.

Se ha hablado aquí del posible problema que tendremos frente a la Constitución europea. Les recuerdo, la Constitución europea dice claramente que no cabe intervenir ni en creencias religiosas, ni en cultura popular. En el tratado por el que se establece la Constitución, artículo 280: Hay que respetar y fomentar la diversidad de sus culturas. Y en el principio general unidad en la diversidad, un protocolo diez dice lo siguiente: La protección a los animales deja a salvo el respeto a las costumbres de los estados miembros relativas en particular a hábitos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional. Es decir, la tauromaquia posee todos los requisitos para ser incluida en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco. Se ha dicho aquí alguna vez que no se sabía si esto era un bien mueble o un bien inmueble. No. En la Convención de la Unesco se habla de usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades reconocen como partes integrantes de su patrimonio cultural. ¿Dónde encajaría la tauromaquia? Clarísimamente en el apartado segundo, en las artes del espectáculo, como otras artes del espectáculo españolas que ya han sido reconocidas. Por ejemplo, el Misterio de Elche, maravilloso. La extraordinaria Patum de Berga, el canto de la Sibila mallorquina, el flamenco, la cetrería, etcétera. En abril de 2011, Francia la incluyó en su lista de patrimonio cultural inmaterial y lo ratificó el Tribunal Constitucional francés. En España, se ha dicho que no se sabía si era un bien mueble o inmueble. Ley de patrimonio histórico español del año 1985, artículo 46: Forman parte del patrimonio histórico español los bienes muebles, inmuebles y los conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo español en sus aspectos materiales, sociales o espirituales. Exactamente la tauromaquia. Clarísimamente trasciende la tauromaquia, no la corrida de toros de 5 a 7, la tauromaquia trasciende del ámbito de competencias de una comunidad autónoma determinada. Como actividad económica corresponde al Estado establecer las directrices globales de ordenación del mercado agropecuario. Como actividad cultural es competencia del Estado garantizar la conservación y la promoción de la tauromaquia como patrimonio cultural de todos los españoles.
Hay unos artículos de la Constitución, que se han mencionado aquí repetidamente, tengo la Constitución, si quieren los recordamos: el 44, el 46, el 149, apartado 2, a la vista de esos artículos, don Enrique Alonso García, que no me parece a mí, no me dio la impresión de que compareciera a favor de la tauromaquia, declaró aquí textualmente: El Estado sí tiene competencias, sí puede intervenir en la cultura a la vista de estos artículos.

La conclusión es muy sencilla. Primero, al margen de que seamos o no aficionados, la tauromaquia forma parte del patrimonio histórico y cultural de todos los españoles, sin ella, que no tiene porque ser eterna, claro, nada en el mundo es eterno, cualquier creación cultural, si los españoles deciden abandonarla, pues morirá ella sola, como cualquier cosa, unos se alegrarán y otros lo lamentaríamos, no hay nada eterno, es un fenómeno cultural, histórico de libertad, ahora bien, sin ella sufriríamos una triple pérdida: la pérdida ecológica, el toro bravo y la dehesa; la pérdida económica y la pérdida cultural, que nos salva en buena medida del exceso de uniformización. Concluyo con una cita de un ilustre intelectual, el profesor Tierno Galván, con quien compartí alguna mesa sobre tauromaquia. Dice Tierno Galván, textualmente: Ser indiferente ante un acontecimiento de tal índole como la tauromaquia supone la total extrañeza respecto del subsuelo psicológico común de los españoles. Es algo que no puedo suponer en ninguno de ustedes, representantes del pueblo español. Por supuesto, se trata de evitar el dirigismo, no hay que imponer nada, no hay que prohibir nada, nos movemos en un ámbito de libertad. El Estado, el Ministerio de Cultura, sí puede proteger y fomentar la tauromaquia en un ámbito de libertad. Como dice Cervantes, nuestro padre común: Libre nací, en libertad me fundo –dice la pastora Gelasia, en La Galatea. Pues bien, en ese ámbito de libertad la tauromaquia es un patrimonio al que todos tenemos derecho a acceder y a disfrutar, si libremente lo deseamos.
Muchas gracias. (Aplausos)

2 comentarios:

  1. A los españoles de ahora no nos gustan las corridas de toros. Los toreros son un mal ejemplo para la juventud. El respeto a los animales nos importa más. El fútbol nos parece un espectáculo mucho mejor en todo.

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  2. Todo el esfuerzo cultural del Señor Amorós destaca más aun su insensibilidad: desconoce el dolor, la tortura y la terrible muerte, brindada como bárbaro espectáculo de circo romano que, por debajo de todos los detalles rituales y "culturales" de la "Fiesta", sufre un mamífero superior, dotado de un cerebro igual que el nuestro y, por lo tanto de una alta sensibilidad al dolor. El señor Amorós no hace honor a su apellido, ignora el amor que toda criatura se merece y el efecto de tal sentimiento, el esfuerzo para anular o aminorar el sufrimiento de todo ser vivo. Señor Amorós, toda su cultura no tapa su neurótica insensibilidad.

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