calienta a todo el gentío.
Es la fuerza, el nervio, el brío,
la tragedia al descubierto
el sentido noble, abierto
que, con la boca aún cerrada
aguanta en pié la estocada
y respeto inspira muerto.
En el arte del toreo se nos representan en toda su crudeza las pasiones, sentimientos e instintos más básicos de la vida.
Pero también máxima exaltación de la vida para el toro, el auténtico protagonista del espectáculo. El toro que para un aficionado representa los valores de la bravura, fuerza, nobleza, valor, sinceridad, poder.
Un animal que se mima desde que nace, que se cuida hasta el mínimo detalle para que se desarrolle en plenitud, libre, con sus semejantes,en grandes espacios, que constituyen su hábitat natural para que, una vez desarrollado, pueda ante una situación límite, enfrentándose a su propia muerte, mostrar todas sus virtudes, toda su dignidad.
Ver un buen toro en la plaza es sinónimo de sentimiento de admiración por el animal en cada uno de los aficionados. Cualquier otra muerte no sería digna de este, nuestro ídolo, EL TORO
Una de sus obras más destacada se la dedica a la belleza y el arte son 4 tomos titulados "La estética" y entre otras muchas cosas comentaba lo siguiente: